Los rollitos estaban muy buenos.

Creo que en esta tienda, junto al hotel reparan motos. Lo curioso es que la tienda es lo que se ve. Un metro cuadrado a lo sumo. Para cerrar, hace una pila en el hueco que le queda y cierra las persianas con cuidado no le caiga nada fuera. Hoy hace mucho calor. Hemos tenido que deshacer los planes que teníamos pensados. Las otras familias han comprado una pizza y se han ido al hotel a comer porque ellos había salido un rato antes y los niños estaban llorando el calor. Nosotros hemos optado por coger un taxi e ir a comer al restaurante Koto que sabíamos que tenía aire acondicionado para después volver a los jardines del templo de la literatura a ver si a la sombra se estaba mejor. La comida estaba buena y como es un sitio para occidentales nos ha costado 17 euros, los dos. Luego hemos entrado a los jardines pero aquí el calor no perdona ni en la sombra. A Andrea le caían las gotas de sudor por la frente así que hemos decidido volver al hotel, darle un bañito, la merienda y a dormir la sieta. A esto último también se ha apuntado la madre.
Veremos si se está mejor cuando anochezca o sino, mañana dios dirá.
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